El papel de la tasa de multiplicación en la comunicación de crisis del coronavirus

Planteo de otra manera la utilidad (¿importancia?) de presentar los datos de evolución de la epidemia mostrando datos relativos como la tasa de multiplicación (pero también sirve el incremento porcentual diario o el tiempo de duplicación), además de que se comuniquen las cifras casos diarios y totales, para comunicación de crisis adaptada a los retos de su gestión pública y privada.

Para los que no estén familiarizados con el término, la tasa de multiplicación es el número de veces por los que se multiplica la cifra total de casos declarados (o de fallecidos, u hospitalizados) en un determinado período de tiempo. El intervalo que he escogido en los gráficos que difundo es de 4 días (explicaré en otro espacio por qué 4 días). Importante resaltar que se trata de poner en relación incremento de los casos totales, desde el principio de la epidemia. Por ejemplo, los casos totales registrados en España el 1 de abril eran 102.137. Cuatro días antes, el 28 de marzo, había 72.248 casos registrados. Entonces, la tasa de multiplicación de casos a 1 de abril es Ct/Ct-4; 102.137/72.248 = 1,41. Los casos se han multiplicado por 1,41, se han incrementado en 41%. Si es 2,0, se multiplican por dos cada cuatro días. Si es 1,0 (exacto), en los últimos cuatro días no ha habido ningún caso nuevo (Ct/Ct-4=1; Ct=Ct-4), se ha cortado enteramente la expansión de la epidemia, en cuando a casos de contagios nuevos declarados.

La epidemia, toda difusión epidémica se mueve en ciclo: implantación, desarrollo, crecimiento, contención, desactivación, o de la manera técnica que reciban por parte de los expertos epidemiología (entre los que no me encuentro). Las dinámica del ciclo, reflejada en evolución de casos diarios es el elefante dentro de la boa.

boa elefante

Bien. El problema del ciclo es que las apariencias engañan, pero no de manera sistemática, sino en dos fases críticas del ciclo: en la propagación inicial (Fase 1) y en la zona en la que se alcanzan el número máximo de casos, el famoso pico (Fase 3).

En la parte de desarrollo inicial (Fase 1), la apariencia es que las cosas van bien, porque se habla de decenas o de pocas centenas de casos, sin muertos. Cosa insignificante, despreciable. Y así ha sido despreciada país tras país, a pesar de tener el mensaje de terror de los otros países que iban avanzados en el desarrollo interno de la epidemia. La apariencia es que todo va bien, que son tan pocos casos que todo está controlado, porque encima se van detectando. Pero la realidad es que la cosa va mal, porque la inacción deja que el bicho contagie y se multiplique a sus anchas, a su ritmo natural. Nadie lo frena. Y es el ruido de fondo, que casi no se ve, pero es real: se multiplica el contagio cada dos-tres días. Contra cifras totales pequeñas, insignificantes, sí. Son la bola de nieve que hará que al final sea más o menos gigante. La realidad es mala.

Luego cuando se disparan los casos (Fase 2) ya no hay divorcio: la apariencia es realmente mala, y también los es la realidad. Se siguen multiplicando los casos, que ya empiezan a ser notorios, y se toman las primeras medidas para limitar contagio, pero los efectos se traducen en freno de nada. En esa fase es facilísimo tomar medidas de contención contra la expansión de la epidemia, porque todo el mundo ve las consecuencias catastróficas. Pero lo genial hubiera sido tomar esas medidas antes de que explote en la cara, lo más rápido en fase 1.

En la fase 3 vuelve a haber una problema de divorcio entre apariencia y realidad, porque las medidas de contención, privadas y públicas ya empiezan a ejercer un impacto real en la reducción del ritmo de contagios del virus, pero la apariencia es dantesca, porque suben casos. Ese divorcio entre apariencia y realidad es también nefasto, porque consume la energía, esperanza de los que sufren las consecuencias del confinamiento, hace dudar de las medidas y mete presión para tomar más medidas a lo loco.

Pero la situación ya está para darse la vuelta. Y en la última fase (Fase 4), caen día a día los casos nuevos, y luego un poco más tarde, el de fallecidos. Las cosas parecen que mejoran, y mejoran de hecho.

Pues bien, es muy difícil ver que las cosas van mal en la fase inicial, y que empiezan a ir bien en la fase 3 de cambio, si uno mira los gráficos de datos diarios y de datos acumulados (tanto en formato lineal o logarítmico).

Para ilustrar la dinámica de la epidemia, tomo el caso de la epidemia y cerrada en la primera ola, de Wuhan-Hubei. El primer gráfico es el de los nuevos casos diarios de contagio reportados, a partir del día que se tienen 100 casos contabilizados. El salto de datos que se observa a partir del día 24 es artificial: se debe a que a partir de ese día se añaden a la estadística no sólo los casos de la macrociudad de Wuhan, sino también los de la región, Hubei.

Es difícil de ver, en cualquiera de los 3 gráficos, que la situación en Fase 1 es mala y que la situación en Fase 3 es buena (algo si se ve en el primer gráfico de daos diarios).

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En cambio, esa información, tanto de que las cosas van mal en la fase inicial (Fase 1), como que las cosas están mejorando en la fase 3 de transición, sí que están en los gráficos de tasa de multiplicación y similares.

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Es decir, la tasa de multiplicación (y medidas relativas análogas) consiguen casar bien, para cada una de las etapas, la información visual con la realidad de la dinámica de la epidemia, de la realidad, tanto si es ya aparente como si está escondida. Por lo tanto, permite iluminar el discurso de los expertos y hace que se entienda.

Volvamos al gráfico de la tasa de multiplicación. En la fase 1 (naranja), aunque los casos sean pocos, el indicador te alerta de que la situación está descontrolada: los casos se multiplican ¡por 4! cada 4 días. Es un mensaje claro y rotundo, que debe ayudar a tomar medidas.

En la fase 2 (rojo), de crecimiento ya visible y constante de casos y de muertes, la gente entiende que 1000 es malo, y que si cuatro días después tienes 3.000, tenemos un problema serio. Políticos y público está dispuesto a tomar medidas. Las cifras absolutas crecientes ayudan a transmitir la sensación de emergencia y por tanto de urgencia.

¿Baja el multiplicador en esta fase de explosión? Sí, porque la gente ya empezó a darse menos las manos y empezó a lavarse más las manos. Pero el mensaje de la tasa no es que baja, es que el múltiplo está todavía entre 2 y 3. Si no se reacciona, se seguirá multiplicando las cifras totales, de manera explosiva.

Y se reacciona. En comportamiento individual y en medidas públicas de restricciones de movilidad y contacto social. Y pasan los días, y parece que no sirve para nada porque los muertos siguen creciendo. Pero sí, pasa. El multiplicador ya cae por debajo de 2. Es la Fase 3 (amarillo). Es en esta fase 3 donde la tasa de multiplicación vuelve a jugar un papel que puede ser clave en comunicación de crisis: para explicar que sí, que las medidas tienen e impacto previsto, a pesar de las apariencias. En esta fase hay que taladrar menos con los récords de muertos. No porque la cifra de muertos y su número creciente sea mentira, sino porque eso es sólo un parte de la realidad de lo que está sucediendo. Porque está sucediendo de verdad: el cambio de ritmo anuncia cambio de ciclo.

Y sigo bastante convencido que transmitir esa idea, de que está cambiando la dinámica, es realmente difícil de transmitir con datos y gráficos en términos absolutos. Y que tampoco sirve lo de «confíen en nosotros, vamos mejor». La gente necesita ver. Y lo que nos dice la tasa de multiplicación, o las medidas de incrementos porcentuales es que se puede ver. Que esa herramienta existe, que ayuda a desligarse de las apariencias. Que la tasa no es un truco de manipulación, sino que a contrario es vía para tocar la realidad.

Todos estamos aprendiendo todo con esta pandemia, su impacto y su gestión. Se está produciendo fecundación cruzada de conocimientos y talentos de una manera y con una velocidad y flexibilidad prodigiosa. También hay que hacerlo en cómo comunicar la crisis.

Francesc, ¿estamos en la Fase 3? Yo creo que sí. Es precisamente lo que dicen los epidemiólogos (pendientes eso sí de la evolución en Cataluña). No sé cuánto estamos de lejos de la Fase 2 y cuánto de cerca de la Fase 4. Al estar probablemente en Fase 3, es de nuevo el tiempo de poner en acción los indicadores de variación relativa de la epidemia, porque pueden ayudar a la población (y a la prensa y a los responsables políticos) a entender lo que está pasando, para no acogotarnos más psicológicamente.

Y llegará una fase 4 (verde), en la que la tasa de multiplicación se acercará cada vez más a 1,0, a la meta (recuerdo que el repechón aquí es porque sumaron casos de la provincia entera). Pero en esta fase 4 la tasa de multiplicación ya no jugará ningún papel estratégico, porque la apariencia se alineará de nuevo con la realidad: cada día los nuevos casos y fallecimientos son inferiores al del día anterior. Podremos abandonar la muleta. Es en esos días en los que empezarán a aparecer tuiteros que responderán con un «menuda chorrada lo de la tasa de multiplicación, basta con ver los datos del gráfico de casos diarios para saber que salimos de la crisis. Menudos expertos». Cuando lleguen esos tuits, lo celebraremos. Mientras tanto, sigo pensando que conviene que los que están comunicando la crisis, además de dar los terribles datos de casos y fallecidos diarios y acumulados, den información sobre evolución en términos relativos.

5 comentarios en “El papel de la tasa de multiplicación en la comunicación de crisis del coronavirus

  1. El cambio estadístico del día 24 no fue incluir toda la provincia en los resultados de Wuhan (esto es claramente visible en que el mismo salto se observa en el número de casos de todo el país). Lo que ocurre es que tenían muchos casos clínicamente diagnosticados (radiografia pulmonar y/o tomografia) pero sin examen de laboratorio. La justificación inicial es que se estandarizan con el resto de China y que ya conocen suficientemente bien la enfermedad para valorar la enfermedad a partir de los sintomas. http://wjw.hubei.gov.cn/fbjd/dtyw/202002/t20200213_2025581.shtml

  2. Podrías desarrollar el punto que mencionas como: «El intervalo que he escogido en los gráficos que difundo es de 4 días (explicaré en otro espacio por qué 4 días)».
    Muchas gracias.

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