Medición del impacto de la vacunación en los efectos de la ola de julio de 2021. Estamos saliendo

Resumen de planteamiento y resultados

España está en plena ola de contagios, activada desde finales de junio, y que ya alcanza cotas de más de 30.000 nuevos casos diarios. Por mucho que se sepa que está ligada de manera muy mayoritaria a jóvenes, esta explosión de casos ya desconcierta a los que escucharon de algunos analistas que dado el alto estado de vacunación ya no habría nuevas olas dignas de ese nombre. Esta semana pasada los contagios ya se han ido traduciendo en incremento de ingresos hospitalarios, con presión asistencial en algunos territorios, cuando también se dijo que la vacunación eliminaría la conexión entre contagios y enfermos severos. Y todo este posible desconcierto se refuerza cuando empieza a llegar información de que una parte relevante de las personas hospitalizadas, en UCI y fallecidas son personas vacunadas con pauta completa.

Todo eso es cierto. Es más, de los datos disponibles de fallecidos entre el 1 y el 14 de julio, de los 168 fallecidos, el 70% (116) tenían mas de 70 años, es decir, grupos de edad que están prácticamente al 100% con la vacunación completa. Es cierto que la cifra de hospitalizados, UCI y fallecidos es baja en comparación con las olas anteriores, pero cabe la duda legítima: ¿seguro que la vacuna es tan eficaz como nos han prometido que era? Porque si su eficacia es limitada, esta pandemia puede ser realmente la historia interminable, aunque se complete el proceso de vacunación.

Pues bien, aunque se trata de datos objetivos, la respuesta sobre la eficacia de la vacuna no se puede calibrar mirando la cifra de casos/hospitalizados/UCI/fallecidos, y comparando cifras de vacunados con no vacunados. Es una vía que lamentablemente probablemente se va a usar entre algunos analistas y medios de comunicación. Esa vía sería legítima si la vacunación se hubiera hecho de manera aleatoria, pero no, se ha hecho de una manera totalmente dirigida: por orden inverso de edad. Porque sabemos que los riesgos del coronavirus están asociados de manera exponencial a la edad. La protección asimétrica por edad impide evaluar el impacto de la vacuna directamente.

Un camino a seguir para estimar el impacto es la de replicar de alguna manera los estudios de impacto de las vacunas que se hacen tanto de modo controlado en ensayos como en estudios en campo real: tomar dos grupos que son muy similares entre sí, y que la única diferencia es que uno de los dos está vacunado y al otro se le administra un placebo (ensayo) o está sin vacunar (estudio de campo), para ver su distinto comportamiento global en contagios y en efecto de los contagios.

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La estrategia seguida en este análisis es tomar como grupo de control las personas de 30 a 39 años, que las considero como grupo no vacunado y que es un grupo de edad que sufre los contagios inducidos por los motores de la actual ola, el grupo de 15 a 29 años, de manera análoga al resto de grupos de edad. Es un grupo de edad que en las distintas fase de la pandemia entre junio de 2020 y febrero de 2021 ha tenido un comportamiento en la media de los grupos de edad.

El paso siguiente que hemos hecho es encontrar un indicador que sea uniforme en todos los grupos de edad (o que genere una escala de comparación estable) y para todos los efectos del covid, tarea que parece arriesgada por la consabida brutal diferencia de comportamiento según la edad. Ese indicador existe: es la tasa de incremento semanal del evento que se está analizando, con respecto al total acumulado desde junio de 2020. Los datos empíricos muestran que es un indicador que aporta estabilidad en la relación entre variables, tanto cuando se comparan distintos eventos (primer gráfico), como cuando se compara un evento por grupos de edad (ejemplo de dinámica de hospitalización, segundo gráfico)

El paso siguiente es asignar las tasas de crecimiento de los distintos efectos de covid en la franja de 30 a 39 años que ha sufrido en las últimas dos semanas a las del resto de edades por encima de los 40 años, según la relación de incrementos que tenían antes del inicio de la fase de vacunación en enero de 2021. La diferencia entre el crecimiento actual en los de más de 40 años y el que realmente tienen en su propia franja de edad es el impacto imputable al efecto protector de la vacunación, que frena su ritmo crecimiento.

Los datos resultantes, aplicando un supuesto medio indican por ejemplo que se han reducido los contagios en un 40%: tenemos 230.000 contagios, que serían 375.000 sin la vacunación. Lo importante es que la reducción estimada de contagios se da lógicamente entre los vacunados, que son los más vulnerables a los efectos del contagio, por lo que los efectos se multiplican en las consecuencias. Sin vacuna habríamos tenido en dos semanas 16.700 hospitalizados en vez de 3.840, 4,3 veces más. Tendríamos 5,3 veces más de ingresos en UCI. Tendríamos 2.230 fallecidos en vez de los 168 reales, 12 veces más. Es una tasa de eficacia contra letalidad del 93% para los completamente vacunados, los mayores de 70 años.

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Por eso concluyo con total certeza y confianza que la vacuna ya confirma en España su altísima eficacia contra todos los efectos del coronavirus. Su efecto se irá extendiendo a todas las capas de edad que se incorporan al proceso de vacunación. Proceso que en España tenemos el inmenso privilegio de que pueda ser realmente masivo y rápido. Por eso me atrevo afirmar con confianza que estamos realmente muy cerca de la salida de la epidemia en España como problema de salud público y como freno a la actividad y a la economía. A pesar de las muy sombrías apariencias actuales. La vacuna es tan eficaz que primero reducirá drásticamente sus efectos negativos en salud y después irá reduciendo la fuerza de las cadenas de contagio hasta arrinconarlo. Eso nos permitirá controlar el virus actual y probablemente las nuevas variantes que lleguen, que ya no dependerán de nosotros.

Desasosiego

La situación que estamos viviendo a mediados de julio de 2021 me recuerda por el desasosiego que genera a la de finales de marzo de 2020. No porque la situación pandémica sea parecida, porque no, ya que estamos en polos opuestos, sino por el similar desconcierto ante las promesas anunciadas y el contraste con el fracaso real… o aparente. A finales de marzo de 2020 parecía que el tremendo confinamiento total era completamente estéril porque la cifra de contagios y sobre todo de muertos diarios subía día a día sin límite aparente. Pero ya a finales de marzo las cosas empezaban a cambiar: los contagios diarios subían pero el ritmo de crecimiento se reducía, anunciando por tanto cambio de ciclo. Intenté visualizarlo de la manera más simple, lanzando el indicador no ortodoxo epidemiológicamente de la «tasa de multiplicación». No era ortodoxo, pero sí que era fácil de entender por cualquiera. Y mucha gente reconoció que por fin entendían la situación y veían luz, luz que eran incapaces de ver con la información oficial que se daba desde el Ministerio de Sanidad y del que se hacían eco los medios de comunicación. Y como yo trabajo en análisis y visualización de datos, intenté aportar desde entonces mis conocimientos en este campo para ayudar a que se entendiera que estaba pasando en cada etapa de la pandemia, fuera bueno o malo.

Digo que veo situación similar de desamparo por parte de un espectro amplio de la ciudadanía, de la opinión pública, porque durante meses se nos ha estado diciendo que la vacunación masiva era la salida definitiva de la epidemia, y que el avance conseguido en junio ya era definitivo. Algunos expertos fueron más osados, anticipando que sería imposible que volviéramos a tener una ola digna de ese nombre, y que aunque hubiera contagios, el impacto en hospitalización sería marginal, que ya nunca más habría problemas de colapso sanitario. Algunos (muchos), lo ligaron a la noción de inmunidad de grupo y del famoso 70% de inmunizados (sobre esto último tengo pendiente una entrada específica en el blog). Se eliminó el estado de alarma, se eliminaron restricciones y sobre todo se abrió los locales de ocio nocturno y discotecas en interiores con unos protocolos de prevención ridículos e inaplicables. Las fábricas de contagios masivos se convirtieron en contagios masivos en un segmento de la población, los jóvenes, que en junio de 2021 estaban igual de desprotegidos que en junio de 2020, sin vacunación. Tras diez días con los casos diarios disparados, se ha empezado a incrementar fuertemente los ingresos hospitalarios (desde cifras totales bajas, pero lo importante es ver lo que están creciendo); tras dos semanas, se ha activado el crecimiento en UCI. Ya esta semana veremos subir de manera clara la cifra de muertes diarios. Aunque algunos insistían en que eso no pasaría, estaba «escrito» desde que han explotado los casos diarios. Desconcierto 1 por lo tanto por muchos, ya que esa ola y sus efectos había sido repetidamente erradicada en promesa por muchos. A lo que se suma un desconcierto 2, probablemente más desestabilizador: poco a poco se van dando datos, y resulta que un porcentaje alto de hospitalizados y en UCI son de personas con vacuna completa. Por lo que emergen las dudas legítimas sobre la eficacia real de la vacuna, que nos habían prometido que era superior al 90%, y si se cae la esperanza de las vacunas, junto con una expansión rampante de los casos, entonces ya no queda nada. Pues no, resulta que tras esta realidad que parece tan oscura se ve ya de manera diáfana la salida de la epidemia. Sólo hay que dejar que los datos hablen un poco más claro. Este es el objeto de esta entrada.

Empiezo por el final, para eliminar la intriga

Muestro ya los resultados del impacto tangible de la vacunación, para mostrar a continuación cómo he llegado a estos resultados.

Los resultados están todos calculados con la información consolidada disponible en el último Informe epidemiológico semanal que publica RENAVE del Ministerio de Sanidad, el del 14 de julio (acceso a los informes semanales). Nos faltan por lo tanto los datos de esta última semana, que serán importantes para ajustar cálculos. Pero ya contamos con 3 semanas completas de crecimiento de casos, tiempo que permite medir ya los primeros efectos de los contagios. Los contagios por semanas fueron así:

23.990 a 20 de junio

35.958 a 27 de junio

88.991 a 4 de julio

142.919 a 11 de julio

Yo voy a analizar los datos de impacto de la ola en las dos últimas semanas, del 28 de junio al 11 de julio, que por datación del Informe los sitúo del 1 al 14 de julio de 2021 en los gráficos. Los datos de la semana hasta el 18 de julio son importantes, como decimos, porque suman unos 180.000 casos más pero sobre todo una multiplicación de hospitalización. Todos los resultados que muestro ahora deberán ser recalibrados la semana que viene.

Tomemos el caso de ingresos hospitalarios en las dos últimas semanas. Son datos oficiales, no son estimaciones mías. Pues bien, tenemos reportados un total de 3.836 hospitalizados. Aunque sabemos que gran mayoría de los contagios (70%) provienen de jóvenes, la gran mayoría de ingresos son de personas de más de 30 años. De ellos, 682, el 17,7% son de personas mayores de 70 años. Casi el 100% de estos 682 hospitalizados están vacunados con pauta completa, porque casi el 100% de los mayores de 80 lo están desde mediados de mayo y los de 70 desde principios de junio. Además, entre los 1.000 hospitalizados entre 50 y 69, bastantes estarán vacunados también.

Más sombría se muestra la eficacia de la vacuna si nos vamos a la lista de fallecidos reportados en las dos últimas semanas. Son 168. De ellos, 116 tienen más de 70 años: como mínimo el 70% de los fallecidos están completamente vacunados.

Sanidad no desglosa todavía la información de los afectados por covid por su condición de vacunados o no vacunados, pero de los datos oficiales y por las estadísticas oficiales de vacunación sabemos que como mínimo el 20% de los hospitalizados y el 70% de los fallecidos estaban vacunados con pauta completa. Cuando se conozcan esos datos de vacunados / no vacunados la prensa se hará eco de ellos, con titulares de alarma ante el fracaso evidente de la vacunación o la peligrosidad de la variante delta que hace que haya un escape vacunal tremendo. Lo harán con datos oficiales, no con manipulación. De hecho, ya han empezado a salir noticias de este tipo.

Bien. De manera análoga a cuando en marzo de 2020 teníamos dificultades en ver el impacto positivo del confinamiento para parar la cadena de contagios, porque nos fijábamos en las cifras diarias absolutas, y no en su tendencia, ahora en julio de 2021 tenemos problemas serios para ver y entender la eficacia de la vacuna, porque vemos y contamos los que se hospitalizan y mueren, y allí comparamos los que están vacunados y los que no, mientras que lo que hay que hacer es contabilizar cuántos habrían ingresado en hospital y fallecido si no tuviéramos vacunación masiva, y compararlo con los datos actuales. Esto se puede calcular, y mostraré que la justificación para llegar a ese cálculo es clara e inapelable.

Pues bien, esta es la realidad de la situación actual, que no se ve directamente porque afortunadamente no sucede gracias a la vacuna.

Sin el actual proceso de vacunación, en vez de 3.836 hospitalizados, tendríamos unos 16.700, 4,3 veces más. en vez de tener el pico de hospitalizados en la franja 30-49, como tenemos ahora, sería una dinámica de hospitalizados creciente según la edad… como hemos tenido hasta enero de 2021.

Sin el actual proceso de vacunación, en vez de 168 fallecidos, tendríamos unos 2.230, 12 veces más. Estaríamos en una media de 140 fallecidos diarios en vez de los 12 actuales.

Como se ve en el gráfico, las vidas salvadas se concentran en los más de 60 años, y de manera muy definitiva en los más de 80 años. Pero paradójicamente, si contamos el peso de los fallecidos de más de 70 años sobre total con y sin vacunación, su peso no sube «mucho». Pasa del 69% al 85%. Ese 85% de fallecidos en los de más de 70 años es lo que ha prevalecido en la pandemia hasta enero de 2021. Reducir su peso a 69% parece casi nada, y son personas vacunadas. Pero es una diferencia gigante: en esta fase inicial de la ola la letalidad del coronavirus se ha reducido 12 veces. Por eso, si se compara la distribución de fallecidos ahora con la de antes de la vacunación, es otra medida en la que parece que la vacuna es poco eficaz. El dato es real, pero el enfoque no es el bueno para ver bien la realidad.

Y aunque la apariencia sea otra, obtenemos resultados similares a los estimados en otros países sobre la eficiencia de la vacuna contra riesgo de muerte. Que mueran 83 personas de más de 80 años (todos, 100% vacunados en pauta completa) en vez los 1.285 que habrían fallecido ya sin vacunación, da una eficacia del 93,5%. Es del 92,5% para los de 70 a 79 y de 84,3% para los de 60 a 69. Es un grado de eficacia para prevención de riesgo de muerte fantástica. Queda por ver cómo se ajustarán estas cifras con el incremento de fallecidos que vendrán a partir de esta semana. Pero mientras el incremento en fallecidos diarios se cuente en unas pocas decenas, no nos alejaremos mucho de esa eficacia de la vacuna por encima del 90%.

El efecto de la vacuna llega lógicamente también a los contagios que ya ha conseguido evitar, y que son la causa de la reducción de hospitalización y letalidad. Pero el grado de vacunación actual no era todavía suficiente para evitar contagios masivos, contando además con la expansión de una variante más contagiosa, que es una cosa que no se ha sabido explicar (o que se ha creído que no iba a suceder).

Sin la vacunación, los contagios en las dos semanas analizadas habrían sido de 375.000 en vez de los 230.000. Es «sólo» una reducción del 40% de los contagios. Lo importante no es la cantidad; es su relevancia: la vacuna ha actuado en los grupos vulnerables de más de 70 años, en los que la vacuna muestra una eficacia frente a contagios del 87%. Tener en estas dos semanas menos de 5.000 contagiados en vez de 40.000 estimados sin vacuna cambia el panorama de la letalidad y reduce el impacto sanitario. En los grupos de 30 a 69 años la reducción de contagios es proporcionalmente menor, lo que es otra prueba del impacto directo de la vacunación, que es todavía incompleta en esos grupos.

Para ingresos en UCI, la estimación es que sin vacunación tendríamos en esas dos semanas unos 1.490 ingresos en vez de los 288 reportados. 5,3 veces más. Los beneficios numéricos más importantes, en la franja 50 a 79 años.

Los resultados del impacto de la vacunación en los grupos de edad con pauta completa son gigantescos en todos los efectos (contagio, hospitalización, UCI y fallecimiento). Son tan grandes y la vacunación de grupos vulnerables habiendo sido ya cubierta, que se puede afirmar lo que nos habían prometido: la vacunación está eliminando el problema sanitario y de letalidad del coronavirus, por lo que pronto puede dejar de ser un problema de salud pública. Los resultados ya disponibles nos prometen que el efecto benéfico de la vacuna se expandirá progresivamente a todas las franjas de edad.

Muestro ahora cómo he llegado a estos resultados

Indicador fundamental: incremento semanal con respecto al total desde octubre de 2020

Ya publiqué en este blog dos entradas con indicadores que mostraban los efectos iniciales de protección de la vacuna en los grupos de edad más vulnerables (entrada de marzo de 2021 y otra de abril 2021). Sufrían del problema que hemos mostrado antes: mostrar que gracias a la vacuna el peso de las personas de más de 70 años fallecidas pasa del 85% del total al 70% no suena a gran avance ni eficacia de la vacuna. Es más bien desanimante. Pero, como hemos mostrado, detrás de esa bajada se esconde una reducción de la letalidad de más de 10 veces.

El objetivo es mostrar una vía alternativa para identificar el impacto provocado por la vacunación, y desde allí estimar las vidas salvadas.

Esa vía es el incremento semanal de cualquiera de los efectos covid con respecto al total acumulado desde octubre de 2020.

Es importante entender que para la lectura de este indicador no se pueden comparar incrementos a lo largo del tiempo, porque a igualdad de casos semanales, el incremento porcentual se reduce con el crecimiento de los casos totales a lo largo del tiempo. El objetivo no es pues comparar tasas de crecimiento semanales en las diferentes olas porque no es comparable; se reduce «artificialmente» con el tiempo.

¿Para qué sirve pues? Para ver la dinámica de crecimiento de las variables que queremos comparar, para ver cuánto de similares o distintas son. Como veremos, la fuerza de este indicador es que consigue eliminar la influencia de la dimensión de cada variable, para aislar únicamente la dinámica de crecimiento: permite comparar cualquier elemento.

En el primer gráfico tenemos las tendencias semanales para los 4 eventos ligados a covid. Nos muestran lo que ya sabemos: que primero se activan los contagios, una semana después la hospitalización y otra semana después los fallecimientos. Pero junto con el decalaje, vemos que todas las series se mueven casi exactamente en la misma horquilla de variación: de octubre de 2020 a junio de 2020 incremento semanales de contagios del 20% se traducirá en incrementos similares en hospitalizados y fallecidos; cada uno con respecto a su valor total acumulado. Si la subida es del 5%, será similar en todos los eventos. Así ha sido desde octubre de 2020… pero ya no es así en julio de 2021.

Estamos ante un desacompasamiento de las variables, que queda más claro si enfocamos desde mediados de marzo, que se considera oficialmente el cuarto período epidemiológico en España. A diferencia de todos los ciclos anteriores, ahora se ha abierto una brecha entre contagios y el resto de efectos. Se reducirá algo con la contabilización de hospitalizados de esta semana. Pero es un fenómeno nuevo. Bueno, si además se presta atención se puede observar que ya hay otra variable que cambia de comportamiento a partir de finales de marzo: la de fallecidos. A finales de marzo ya se tenía al 75% de los mayores de 80 años con una vacuna y a 40% con pauta completa. Los mayores de 80 años son responsables del 66% de los fallecimientos, pero de una tasa mucho menor del resto de efectos covid. Su vacunación reduce mucho más el riesgo global de muerte que del resto de variables, y es lo que sucede desde abril. Si se vuelve al gráfico anterior, eso no era así antes de enero de 2021.

Evolución por tramos de edad-vacunación

Podemos afirmar que se trata de un fenómeno nuevo porque es un fenómeno ligado a los diferentes estadios de vacunación por edad.

He separado el resultado global en 3 grupos: los menores de 40 años, sin protección vacunal, los de 40 a 69 años, con vacunación parcial, y los mayores de 70 años, con vacunación completa.

Veamos los resultados.

Los datos de los de menos de 40 años tienen más volatilidad precisamente porque son los menos expuestos a efectos graves de la vacuna: se produce mucha oscilación ante la suma de casos graves. Lo que podemos leer a grandes rasgos es que al igual que en las etapas anteriores, en la actual ola de julio la hospitalización se incrementa tras los contagios, y que empieza a activarse UCI. También vemos que el crecimiento en contagios es alto, del 7%.

En las personas con vacunación parcial, de 40 a 69 años, julio de 2021 es diferente a los períodos anteriores porque ante la subida de contagios no sube apenas el de hospitalización. Además, el incremento en contagios es menor, del 2% (frente al 7% de no vacunados). en cambio, en los episodios anteriores, la dimensión de movimientos es similar en los 40 a 69 años comparado con los de menos de 40 años.

En los grupos vulnerables de más de 70 años, pero ya completamente vacunados desde mediados de junio, el movimiento de la ola de julio de 2021 es distinto a todas las etapas anteriores. De manera muy concreta: no hay ola. Los vacunados no tienen ola de ninguno de los efectos covid. El peso de los contagios crece menos del 1%. en cambio, las dimensiones de los episodios anteriores sí son similares a los de 40 a 69 años y a los de menos de 40 años.

Efectos por edad-vacunación

El comportamiento diferencial de los tres grupos de edad se debe directamente a su distinto estadio de vacunación, como se aprecia cuando se hace el desglose de cada efecto por edad. Es atribuible a la vacunación porque el comportamiento diferencial por edad se observa únicamente ahora en esta ola, y no en los episodios antes de la fase de vacunación desde enero de 2021. De hecho, para cada efecto, se puede ver perfectamente el impacto del proceso de vacunación por edad.

El comportamiento diferencial por edad de los contagios es el más conocido, porque desde hace unas pocas semanas Sanidad publica datos de incidencia por edad., que genera una información similar. Lo importante es ver que esa diferencia no existía antes de enero de 2021; es más, la dinámica de crecimiento semanal de contagios solía ser inferior a los otros en la franja de los de menos de 40 años.

Hospitalización. Fijaos por ejemplo en la comparativa de los de 40 a 69 frente a los de más de 70. El crecimiento semanal era mayor en los de más de 70 en la primera ola (octubre-noviembre). Se igualan a partir de diciembre. Empieza a abrirse una brecha en favor de los de 70 años a partir de mediados de marzo en los que ya se obtiene retorno de la vacunación de los de más de 80. Aumenta en abril y mayo con la vacunación de los de 70. Se reduce en junio porque empieza a llegar la vacunación a franjas de los 50-69. Con la de menos de 40 años la ventaja ganada de los de más de 70 se ha mantenido… porque los de 40 no están vacunados. Un elemento importante es ver que los beneficios de la vacunación son claramente visibles antes de la emergencia de la ola. No se trata pues de que la explosión de contagios en julio altere todos los datos y genere un falso dibujo.

UCI. de nuevo, los menores de 40 son los que tienen ritmos de crecimiento semanales inferior a los otros dos grupos de edad entre octubre de 2020 y marzo de 2021, pero progresivamente partir de esa fecha se convierten en el grupo relativamente menos protegido (por supuesto, no en términos absolutos).

Fallecimiento

La vacunación ha dado un vuelco a los efecto del covid por edad, que somos capaces de medir y aislar gracias al indicador de incremento semanal.

Estimación de impacto de la vacunación

Dado que las dinámicas de crecimiento semanal eran parecidas entre los distintos grupos de edad antes del proceso de vacunación (con ajustes a aplicar en algunas de las variables), se ha estimado la tasa de crecimiento de la quincena del 1 al 14 de julio de 2021 para cada una de las franjas de edad. Como la franja 15 a 29 es la más agitada en esta fase inicial de la ola, se ha tomado como referencia el crecimiento de la franja de 30 a 39, que se puede considerar como franja no vacunada y que no es de contagios activos directos, sino inducidos por el grupo 15-29. En los episodios pre vacuna esta franja tenía un comportamiento similar a la media de las otras edades. Es además la franja de edad no vacunada en la que se producen más efectos ligados a covid.

Se ha aplicado su tasa de crecimiento al resto de franjas de edades superiores: es la tasa que habrían tenido sin efecto de la vacunación.

Aunque por ejemplo en el caso de fallecimientos la diferencia entre la tasa de crecimiento de los de 30 a 39 años (1,38) no parece mucho mayor que la de los de más de 70 u 80 (0,26-0,30), una diferencia de 4,5 veces, su impacto en número de vidas salvadas gracias a la vacunación es gigante, porque el total detrás de los fallecidos en los de más de 80 años es inconmensurablemente mayor que en los de 30 a 39 años.

De esta se puede calcular el impacto de la vacunación y apreciar que es un impacto gigante, a pesar de todas las apariencias.

¿La salida, cerca? ¿De verdad?

Sí, los datos para mí indican una salida y que esta salida está cercana. Es una salida real, no un «convivir con el virus» y estar sufriendo lo que vamos a sufrir en julio y que es sea el panorama que toque vivir en 2021 y en 2022. No, es cierto que estamos estropeando, alargando un poco el final y despedirnos de la peor manera posible, con acumulación de hospitalización, personas con secuelas y fallecimientos en gran parte evitables, provocados otra vez más por la presunción de que teníamos dominado al virus, aplicando algunas liberalizaciones de restricciones sin ningún sentido. Pero estamos saliendo no porque el virus lo controlamos nosotros, lo controla la vacunación.

Soy evidentemente prudente con los resultados de mi propio análisis. En mis cálculos he establecido un rango de supuestos y he mostrado el que me parece más razonable, pero en todos los escenarios la respuesta es unívoca: el impacto protector de la vacuna en las personas con pauta completa es asombrosamente alto. Soy prudente porque hay que esperar a integrar los resultados de esta última semana y probablemente los de la semana que viene, en los que se verá ya el impacto en subida de fallecimientos. Pero por la misma razón que con lo de los distintos supuestos, aunque los nuevos datos reduzcan impacto positivo, la eficacia de la vacuna seguirá siendo altísima: sólo cambiará de manera significativa si esta semana que viene nos ponemos en 150 fallecidos diarios. Que no será el caso.

Estamos cerca de la salida porque en las próximas semanas la eficacia de la vacuna se extenderá de manera completa a los de 40 a 69 años. Y eso será otro paso gigante adelante en reducir el número de personas que ingresan en el hospital.

Y en unas semanas más se conseguirá dar cobertura vacunal completa a los de 15 a 40 años. Tendrá poco impacto en la reducción de hospitalización, simplemente porque ya será bajo. Pero eso sí que tendrá una influencia muy importante en cerrar el grifo de las vías de contagio. En ese momento, el coronavirus sí que lo tendrá tremendamente complicado para extenderse. Al contrario, por poco que se tomen buenos protocolos en las escuelas y se mantenga alguna medida básica de prevención, el virus no tendrá cómo llegar a nuevos humanos que se contagien y contagien a otros. Se romperá ya sí la cadena.

Hubiera sido infinitamente mejor librar esta última batalla entrando en julio con 5.000-10-000 casos diarios y no lo que tenemos ahora y nos espera en las próximas semanas. Eso no lo va a evitar la vacunación. Es el último servicio no prestado de nuestros gestores públicos.

Francesc, ¿y si te equivocas y esto sigue? Me la juego y me he atrevido a afirmar que estamos ya cerca de la salida cuando las apariencias sugieren lo contrario y expertos dicen que las cosas apuntan mal no por optimismo ni por practicar psicología positiva: es lo que me dicen los datos.

NOTA: quedáis convocados el próximo domingo 25 de julio en esta misma entrada del blog, en la que publicaré la nueva estimación de impacto de la vacunación con los datos semanales que se publican los viernes. Será una verificación importante porque se van a contabilizar muchos ingresos hospitalarios y UCI (tantos como en los datos de las tres semanas anteriores). Permitirá ver cómo se ajusta el cálculo de la efectividad de la vacuna a los efectos graves covid y cuántas vidas / enfermedad grave se ha evitado gracias a la vacuna.

-> He publicado la actualización con un análisis complementario, pero como es largo he preferido publicarlo en una entrada nueva en el blog, aquí.

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Artículo elaborado por Francesc Pujol, Profesor de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra

4 comentarios en “Medición del impacto de la vacunación en los efectos de la ola de julio de 2021. Estamos saliendo

  1. Datos de calidad, una pena que compartir esto y pretender que los alarmistas lo lean hasta el final sea prácticamente imposible.
    muchísimas gracias.

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